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Libano
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Ontología de la Persona, pecado y gracia según Pavel Florensky _ 41 B. FLORENSKY 386: A. HACIA UNA FILOSOFÍA TRINITARIA DE LA PERSONA 1. EI lugar hermenéutico de la ontología de la persona es el amor …Más
Ontología de la Persona, pecado y gracia según Pavel Florensky _ 41 B.

FLORENSKY 386:
A. HACIA UNA FILOSOFÍA TRINITARIA DE LA PERSONA
1. EI lugar hermenéutico de la ontología de la persona es el amor trinitario:
Florenskij elabora una ontología trinitaria del ser personal, leyendo la realidad de la persona, no desde la filosofía abstracta, sino desde el dogma trinitario y desde las reflexiones patrísticas sobre el podvig ascético, que lograron forjar en términos precisos una psicología concreta de la ascesis y de la salvación. Son, efectivamente, las vivencias ascéticas, que han fecundado la reflexión de los Padres, las que han abierto en el Oriente cristiano una profunda exploración de la antropología.
Los ascetas han descubierto en el hombre espacios a los que solo se puede acceder por la vida de la gracia, es decir, la vida trinitaria y la dinámica del Espíritu.
Si queremos buscar la piedra angular de la antropología florenskijana, la hemos de situar en su concepción del amor. Esta concepción, enraizada en la dinámica homoousiana de la vida trinitaria, pretende superar el psicologismo de las concepciones del mundo que ahogan la hondura del espíritu humano.
Recordamos que el amor fue para FLORENSKY la primera intuición, coincidente con el mismo paso al acto de la fe, de la vida íntima de Dios. EI amor, que es trinitario, constituirá entonces, seguramente, la puerta para conocer el misterio de la persona, Ahora bien: toda la concepción del conocimiento real trinitario que FLORENSKY ha desarrollado, Y por tanto toda la elaboración de una filosofía de la persona en el seno del homoousios, suponen, para nuestro autor, una concepción ontológica del amor. Qué significa esto? En nuestra búsqueda de los fundamentos ontológicos de la persona, recogemos el desarrollo de la concepción del amor que FLORENSKY expone en el centro de la carta cuarta de La columna, La luz de la Verdad.
Para FLORENSKY, las raíces de la concepción ontológica del amor «se sumergen en la visión antigua y realista de la vida», mientras que la concepción moderna, ilusoria, está dominada por una interpretación psicológica del amor, que, no teniendo, ciertamente, por qué ser excluida de la precedente, aparece sin embargo como demasiado pobre en relación con ella, La filosofía del culto comienza precisamente con una llamada imperiosa a hacer salir el amor de los limites estrechos del psicologismo, como condición necesaria para el encuentro religioso real con Dios. Aquí se trata del aspecto que ocupa siempre el centro de las preocupaciones de nuestro autor: la concepción de la vida.