Yo también soy José Antonio, párroco de Murcia

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Se ha montado una campaña de acoso y derribo contra un sacerdote que tuvo a bien recordar que no se puede comulgar en situación de pecado mortal ni conviviendo con una pareja fuera del matrimonio canónico. Esto también incluye a quienes de divorcian y se casan fuera de la Iglesia con otra persona que no es su verdadero marido. Una señora, orgullosa, respondió con rabia que no iba a dar limosna e hizo una campaña agresiva en redes sociales. Creo que ella ha olvidado que, sin que nadie le pusiese una pistola en la sien, el día de su boda prometió ante Dios y en el altar que iba a tomar a su legítimo esposo y  amarlo y respetarlo desde ese día en adelante, en lo bueno y en lo malo, en la riqueza y en la pobreza, en la enfermedad y en la salud, hasta que la muerte les separe. Ni que decir tiene que seguramente esta señora entiende la eucaristía como un mero acto simbólico, en el que no hay ningún examen de conciencia, y del cual pueden excluirte los sacerdotes si opinan distinto que tú. Ni que decir tiene que esta señora lo más probable es que exceptuando bodas, bautizos y comuniones, no vaya a misa y por tanto también sume otro pecado mortal y exteriorice su desdén por la eucaristía. Ni que decir tiene que dar una limosa es lo mínimo que hace alguien que se ha beneficiado de los servicios de una parroquia que pone a disposición de los niños años de preparación, esfuerzo e incluso dinero para el mantenimiento de la luz, impresión de circulares, etc. Ni que decir tiene que esta señora sabría de siempre, si me apuran desde chiquitita, la doctrina de la Iglesia (¿ahora se estará enterando de lo que son los procesos de nulidad y por qué se hacen?) y que su orgullo le hace exigir que la Iglesia se amolde a sus ideas. Este sacerdote no solo cumple con su deber, sino que evita participar en un acto sacrílego. Dar la comunión a alguien en pecado mortal o en apostasía de los sacramentos condena al que toma la Sagrada Forma :“Quien come el Cuerpo de Cristo indignamente, come su propia condenación (1 Cor, 11-27)». Mi apoyo a este sacerdote, que por ser fiel a Cristo está siendo perseguido.  Y también invito a una reflexión. ¿Acaso todo este lío del Sínodo no está generando más confusión que luz? ¿No está dejando al pié de los caballos a los sacerdotes que se limitan a respetar la sagrada comunión? Aunque lo que saliese de ahí fuese ortodoxo, se ha creado un mensaje media que, como mínimo, facilita la persecución a los sacerdotes fieles.

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