La monja que hacía esgrima. May Feelings on Oct 9, 2013Más
La monja que hacía esgrima.
May Feelings on Oct 9, 2013
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48josefina
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Qué hermoso testimonio y cuánta ejemplaridad.
Josefina Rojo
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jahfuentes
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Estoy maravillado con esta entrevista hecha por María Vallejo-Nágera a Sor María Leticia.
Gracias Irapuato. Saludinhos
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Marcelino Champagnat
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Buen testimonio, Irapuato.
Sor María Leticia: una monja del Convento de las Madres Dominicas de Lerma (Burgos), que dejó su exitosa carrera deportiva de esgrima para encontrase con Dios. Después de ganar diferentes campeonatos regionales e incluso nacionales, fue llamada para formar parte del equipo español de esgrima para las Olimpiadas de Atlanta de 1996, pero su decisión no fue participar en los Juegos Olímpicos sino …Más
Sor María Leticia: una monja del Convento de las Madres Dominicas de Lerma (Burgos), que dejó su exitosa carrera deportiva de esgrima para encontrase con Dios. Después de ganar diferentes campeonatos regionales e incluso nacionales, fue llamada para formar parte del equipo español de esgrima para las Olimpiadas de Atlanta de 1996, pero su decisión no fue participar en los Juegos Olímpicos sino realizar una experiencia con un grupo de monjas de clausura.
Después de una infancia exitosa en el ámbito deportivo y tras coquetear con las fiestas, las discotecas, el alcohol y los chicos, Sor María Leticia encontró la felicidad y la paz al entrar en una Iglesia: "Yo entré y sentí que algo vivía, que había alguien, que era real... La presencia que yo sentí en aquella eucaristía fue fortísima, no se me olvidó... me marcó". En este momento Sor María Leticia tenía que decidir, o la esgrima o Dios.
Después de una infancia exitosa en el ámbito deportivo y tras coquetear con las fiestas, las discotecas, el alcohol y los chicos, Sor María Leticia encontró la felicidad y la paz al entrar en una Iglesia: "Yo entré y sentí que algo vivía, que había alguien, que era real... La presencia que yo sentí en aquella eucaristía fue fortísima, no se me olvidó... me marcó". En este momento Sor María Leticia tenía que decidir, o la esgrima o Dios.